martes, 22 de marzo de 2011

CULTURA DE SAMANÁ

Samaná es un territorio donde han confluido diversas culturas que han hecho de ella una provincia multiétnica y multicultural. Desde los aborígenes que enfrentaron al almirante Colón y sus españoles, hasta los africanos y afroamericanos, los inmigrantes han sido grupos con importantes aportes a lo que es hoy la cultura de esta parte del país. Samaná fue poblada con habitantes traídos expresamente de las islas Canarias, para evitar que los franceses establecidos en la isla Tortuga se adueñaran de estas tierras y se la entregaran a Francia.

Los afroamericanos llegaron a Samaná en 1824. A su llegada, le siguió otro grupo menos numeroso, el de los inmigrantes procedentes de las islas inglesas del Caribe, básicamente de Las Bahamas, que venían al país en busca de trabajo, dada la crisis económica imperante en el siglo XX, según indica el historiador Orlando Inoa en su libro Árabes, cocolos y haitianos. Los descendientes de los negros afroamericanos residen actualmente en zonas como Monte Rojo, Villa Clara, Honduras, Los Algarrobos, Juana Vicente, La Cuchilla, La Palmita y otras comunidades de la parte Norte y Noroeste de Samaná, y se han mantenido unidos por casi una centuria gracias a que sus tradiciones pasan de generación a generación.

 
"Basta con pasar algunos minutos en este lugar para sentir que estamos frente a una cultura afroamericana, diferente y original, en que los hombres se distinguen por sus sombreros de paja fina y cinta negra y las mujeres por sus vestidos de escote subido, y Caldas largas, con mucha sobriedad en la vestimenta y modestia en la apariencia”, asegura Victoria Curiel. Y continúa: "Aquí todo huele a coco y a pescado, acabado de pesar en tas pesas inglesas todavía con fechas de 1910.

Las vitrinas de las pasteleras exhiben bollos de leche con canela, brownies de chocolate, panes de batata y mantequilla. Llegaron aquí grupos procedentes también de las islas inglesas como Nevis y Saint Kitts, que con el tiempo han sellado la ciudad de Samaná de una lengua que dicen cocola. En el barrio de la Iglesia Evangélica, cuando los fieles están en oración, se oyen cantos de salmos a ritmo de gospel, en inglés y en español. La Iglesia Metodista Wesleyana es una joya arquitectónica de construcción victoriana "gingerbread", de encajes de madera, en el borde de su techo y campanario de cuatro persianas, con flecha y cruz santa en la cima. La comida como parte de la cultura de los pueblos alcanza relevantes signos de identidad en Samaná.

Según afirma Curiel: "Los platos al coco, por ser Samaná el mayor productor de este fruto del país, son los que representan la cocina samanense. A los visitantes les fascina esta exquisitez creole, y piden su "pescado al coco y arroz al coco. También, los famosos Johnnycakes, pan inglés, pan de yautía, que forman parte de la cultura de los negros libertos que emigraron a la península. Otras opciones son los mariscos, en lo que se esmera un restaurante chino ubicado en Samaná”.

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